De camino a Bali hicimos una parada de una noche en Singapur.
Singapur es uno de esos sitios que no te engancha nada más llegar. Era diciembre, el calor era insoportable y a primera vista no había nada que me llamara la atención. Poco a poco fui descubriendo su encanto hasta tal punto que no me importaría nada mudarme por una temporada.